Montear en Abierto

 foto n 14Si te agrada la rudeza del hombre de campo, del 

cazador de pura sangre, de aquel que todo lo abandona 

por la libertad, la independencia y el goce que

produce la sierra, del que toda su vida, en cuanto 

pudo, la consagró a la caza, entonces lee...”

 

 Antonio Covarsí

 

 

 

No es nada frecuente comenzar un artículo con una cita, pero en este caso me van a permitir ustedes esta pequeña licencia, no solo porque se me antoja como anillo al dedo, si no porque también ilustra a la perfección cuanto quiero contarles, narrarles y transmitirles, en la medida de lo posible y siempre que ustedes me lo permitan, dejándoles a continuación estos párrafos para la reflexión.

 Mucho han cambiado las cosas desde los tiempos de las magnas hazañas de Antonio Corvasí, por las grandes fincas de Extremadura y Portugal, del mismo modo que mucho ha cambiado la Montería Española en los últimos cincuenta años. Desde aquellos tiempos en los que se monteaba más con escopeta, que con rifle, pues estos eran caros y escasos; tiempos en que a los puestos se los denominaba "Puertas o pasos" por estar colocados en las huidas naturales de las reses montunas, por donde tenían paso obligatorio en su ruta de escape; tiempos en los que los tiraderos a más de cincuenta o sesenta metros de distancia se consideraban una locura; tiempos en los que las monterías solían durar más de una semana, monteando fincas aledañas a lomos de caballerías, pues apenas existían carreteras y vehículos a motor; tiempos en los que primaba más la importancia del lance, frente a la importancia del trofeo. En los que entre quince o veinte puertas, apenas abatían cinco o seis reses. Tiempos en definitiva de aventura, en los que se monteaba por amistad, por invitación y escrupulosamente a los gastos.

 No he tenido la suerte de conocer esos tiempos, más que a través de la literatura cinegética que ha hecho en múltiples ocasiones volar mi imaginación, a otras sierras, a otros lares, a otras épocas, pero ya lo creo que me hubiese gustado ser protagonista y copartícipe de aquellos episodios y expediciones venatorias, que para mí y en cierta manera, guardan mucha similitud con aquellas narraciones de safaris africanos de principios del siglo XX, por no decir que en indudable compostura, se los podría calificar como nuestros safaris españoles.

 Soy del firme sentir y convicción, que en la montería debería primar el lance sobre el trofeo. En la montería la incertidumbre de saber qué se nos acerca rompiendo monte, tras las ladras de rehalas y recovas, o el tarasqueo de una res zorreada, que nos pone en tensión con el corazón en la boca, es la esencia que justifica y caracteriza, este sistema de caza tan tradicional y tan nuestro, similar a las batidas en otras partes del mundo, pero distintas en tantos matices a nuestra inestimable montería española. El que busque inexorablemente trofeos, más le valdría practicar el rececho, que muy meritorio y emocionante también en su concepción y lances, es una gran cacería, pero que nada tiene que ver con la montería. 01. flix snchez fileminimizer

Todo vino a cambiar con la aparición de las mallas cinegéticas y las fincas cercadas, con la gestión en tales fincas de las reses montunas y con la gran densidad de estas y la calidad de sus trofeos en dichos enclaves, unido todo ello a la diversidad de especies abatibles y a la popularización de la montería y la aparición del concepto de montería comercial.

Comprendo pues que debido al altísimo precio que llega a alcanzar un puesto en tales monterías y a la cantidad y calidad de las reses, que estas pueden llegar a ofrecer, más lo costoso que supone para buen propietario mantener tales metas a base de capital, no puedes pedirle a un montero que haga primar el lance frete al trofeo, después de haber abonado tal cantidad de caudal, ni al propietario y orgánico, que popularice las costas de tales ojeos, con lo que el mantenimiento de estas haciendas serranas supone. No obstante en mi modesta opinión, más correspondería destinar estas fincas a la caza en rececho y dejar las abiertas, para el noble arte de la montería.  Por otro lado y como productor de video, me asombro y maravillo de esos magníficos reportajes, que priman en la mayoría de los canales especializados, ofreciendo multitud de lances y abatimientos en cercas y cercones a ciervos, gamos, muflones y cochinos, en los que apenas transcurre un minuto de metraje sin más de dos o tres disparos y abatimientos, en dehesas en las que tanto para filmar como para disparar, parece que solo estorban las reses.

No quiero con esto desestimar y desdeñar a tales monterías y reportajes, están muy bien y ofrecen mucha emoción y espectacularidad y deben de seguir formando parte del programa de emisiones de los canales especializados, pero se están alejando no solo de la esencia de la montería, si no de la realidad en la que la mayoría de las monterías de este país, son en abierto. Por desgracia no todos somos los que podemos acceder a tales monterías en cercones, o al menos no con asiduidad deseada.Tal y como he dicho anteriormente la mayoría de los cazadores de este país, montean en abierto con más frecuencia que en fincas cercadas y quizás las programaciones, deberían contemplar esta premisa, como forma de ofrecer al público televisivo una visón mucho más cercana y veraz, de la realidad montera en España, acercándose de este modo al cazador mayoritario, que debería saber disfrutar más en estas fincas del lance, que del trofeo.

Por suerte aún quedan orgánicas y sociedades de cazadores, en las que se puede cazar con cierto sabor de antaño, con resultamos más que sensatos y a precios muy razonables, al alcance de todos o casi todos. La mayor parte de mis producciones, no todas, lo reconozco, tienen como protagonista la montería en abierto, con la dificultad añadida del espeso monte de cabeza, la incertidumbre en el número de reses y calidad de trofeos abatidos y la dificultad que para la filmación todo esto representa, pero quiero con ello acercarme más al contexto de la mayoría de cazadores y monteros, intentando ofrecer un reportaje en el que se puedan sentir definidos e identificados, mostrando una realidad más coherente de lo que esta modalidad de caza es o suele ser en la actualidad. Sin desdeñar, por supuesto, de vez en cuando un reportaje en una de esas impresionantes monterías de ciento treinta y cinco reses abatidas, con veinticinco puestos, de las que a todos nos gustaría ser testigos protagonistas y realizar, al menos una vez en la vida, como la peregrinación a la Meca.

 02. flix snchez montes fileminimizer

"Nuevos fracasos; el esquivo ciervo

como el cochino de las cerdas lacias

recorre los cuidados cortaderos

ya sin el temor a la inocente armada.

Uno va para allá; otro se cruza.

Una collera hacia el sopié se arranca.

¡Pin, Pan, Pun! Grita el rifle de Marurí

¡Pun, Pin, Pan! Como un eco Arturo canta..." 

 

Jaime de Foxa   

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