Las perdices de Tánger.
Mounir es un un joven marroquí, de Tánger, gran aficionado a la caza, aparte de excelente persona muy familiar y poseedor de una vasta cultura de la que sobresale el hablar con soltura al menos tres idiomas que yo sepa, el árabe, el francés y el español, aunque no he caído en preguntarle si habla alguno más.
Lo conocí hace unos cinco años, primero de manera virtual, a través del foro de elpodenquero.com del que éramos los dos asiduos. Trabamos amistad a lo largo de algún intercambio de mensajes y, por aquellas ventoleras que nos dan de vez en cuando, me comprometí a llevarle una pareja de cachorros de podenco andaluz de tres meses, el macho, de nombre ‘Indio’, criado por mí y la hembra, de nombre ‘Valleja’, de un amigo común. Ni corto ni perezoso, un fin de semana los metí en su jaulita y, cargados en mi coche, embarcamos en Tarifa, con mi familia, para hacer una visita turística a Tánger y entregar su regalo a Mounir, además de conocerlo en persona a él y su familia. Pasamos un par de días de lujo, muy bien atendidos por Mounir y su amabilísima esposa, en los que visitamos a fondo la ciudad, su preciosa Medina antigua e incluso nos dio tiempo a salir un ratito al campo a ver las perdices morunas, que son una de mis asignaturas pendientes.
Homogeneizando
Texto: Manuel Pedrosa.
Fotos: Autor.
Habréis notado que la manera de cazar sufre una evolución paralela a la edad del cazador y que suele ir, salvo excepciones, de la cantidad a la calidad. Es decir, lo mismo que en otros aspectos de la vida, a medida que el cazador va cumpliendo años, valora cada vez más la estética e intensidad de cada lance sobre la cantidad de los mismos. Y el concepto de estética, en el mundo del perro de caza tiene variados matices paralelos a los diferentes gustos y preferencias de caza cazador. En mi caso particular, que cazo con podencos andaluces, la homogeneidad de los perros que están cazando conmigo, en cuanto a apariencia física, - incluso les pongo idénticos collares – estilo de caza, forma de latir,… en definitiva, que formen una orquesta – que suelen ser un trío o a lo sumo sexteto por cuestiones legales en Andalucía - afinada y conjuntada, agradable al oído y, por supuesto también a la vista.
Lecciones de Campo
El pasado sábado me llegué al coto de mi pueblo, acompañado de un par de amigos que tal vez tuvieran interés en formar parte de la sociedad de cazadores que gestiona el mencionado acotado. Fuimos temprano, como corresponde a la intención de que mis compañeros vieran el campo recién estrenado y lleno de vida, en la primera hora de un día de Julio, previo a la apertura del descaste. A las ocho de la mañana ya estábamos andurreando sus carriles y parando en los sitios más querenciosos y con mejores vistas. Nos acompañaba Juanma, el guarda del coto, desde ahora para mí, Don Juan Manuel, una acreditada eminencia en cuestiones de campo.
Juanma es un guarda joven que disfruta con su trabajo –que es lo esencial en esta profesión, como en otras -, de unos treinta años, con el saber adquirido de los numerosos cursos que ha realizado en su preparación, pero a la vez contrastando y ampliando esos conocimientos con los que le han transmitido sus antecesores en el cargo, dos viejos guardas ya jubilados que ‘leen el campo’ hasta en su letra pequeña.
El "Chiate"
Texto: Manuel Pedrosa
Fotos: Autor
Manuel Orellana Antequera, más conocido por Manolo ‘Patagoma’, murió a la edad de 57 años en 1987. Aparte de ser el barbero de mi pueblo durante los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado y de ser uno de los mejores amigos de mi padre, fue todo un personaje, conocido y querido dentro y fuera del pueblo por su gracejo y vivacidad, su simpatía y su condición de hombre bueno y sensible. Pero sobre todo fue proverbial su grandísima afición y entusiasmo por la Caza. Fue podenquero de los buenos. Hoy día alguno de mis perros llevan los mismos nombres de otros excelentes podencos que él tuvo. Se recargaba sus cartuchos con los escasos materiales de que disponía, haciendo sus perdigones fundiendo viejas tuberías de plomo y ayudándose de un colador y una chapa inclinada. También se fabricaba los tacos de los cartuchos, a veces con papeles de periódico prensados, que más de una vez tuvo que salir corriendo a apagar una aliaga prendida por uno de aquellos "hemerotacos". Se confeccionaba sus cananas, la funda de sus escopetas, las perchas para los zorzales,… todo lo necesario para la caza, menos las escopetas.
Selección de un buen Campo para Pruebas de Podencos
Texto: Manuel Pedrosa.
Fotos: Archivo.
He asistido a numerosas pruebas de podencos, tanto actuando como juez de una prueba oficial, como, otras veces, de manera informal, para evaluar las cualidades de algún perro en concreto perteneciente a algún amigo, o que este estuviera interesado en adquirirlo. Como quiera que, normalmente, el campo donde se desarrolla dicha prueba no lo elijo yo, bien porque sea el único posible, o porque es el cuartel que toca en sorteo en un campeonato, o porque es el campo donde habitualmente caza el paisano que quiere probar el perro, me he venido muchas veces del campo con la sensación de que no se ha visto convenientemente al perro o a los perros que se trataba de evaluar.