Madurez a los 15, o lo que todo Montero debería saber antes de lanzarse al Monte.
Texto: Lolo Mialdea.
Fotos: Archivo y Autor.
Rebuscando en mis recuerdos más lejanos como montero, he venido en recordar una montería de la que se pueden extraer numerosas enseñanzas ahora que está tan de moda el asunto del aprendizaje de los jóvenes candidatos a montero. Aquel día de noviembre de 1975 en que monteábamos la célebre mancha del Cerro del Trigo, los dos amigos protagonistas de esta historia contábamos con 15 añitos, pero no 15 años cualesquiera. Llevábamos monteando “toda la vida”, al principio como secretari os de nuestros mayores – lo que ahora se llama mochileros – y llegada la edad en que consideraron nuestros maestros que se nos podía dar puerta por los chiqueros, monteando solos. Puedo decir sin miedo a equivocarme, que si la mitad de los que se llaman monteros en nuestros días tuvieran solo la mitad de horas de vuelo que nosotros entonces, el índice de siniestralidad que a todos nos trae preocupados en este nefasto comienzo de temporada, se vería reducido prácticamente a cero. Otra cosa que no se me escapa y que ahora sería ilegal incluso para adultos en muchas de nuestras Comunidades Autónomas – y que del mismo modo puede sorprender al lector – es el hecho de que montearan dos nenes con sendos rifles. Pues bien, aquellos de ustedes que tengan a bien seguir leyéndome, comprobaran que aquello era para nosotros solo un paso más, dado con total naturalidad. Hablar de prudencia con las armas hubiera sido del todo innecesario pues nos lo habían inculcado a sangre y fuego. Conceptos como respetar las carreras de las reses o no tirar jamás sin estar 100% seguro de a que se disparaba, los habíamos mamado, asumido y puesto en práctica muchas veces tanto en monterías como en cacerías de conejos, en ojeos de perdíz y en tiradas de zorzales.
La importancia de tener el rifle en tiro, las distancias locas y las cosas que pasan rastreando reses
Texto: Lolo Mialdea Lozano Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Fotos: Autor y Félix Sánchez
Unos días antes del 30 de enero de 1998 me llamó Rafa Ruda por teléfono pues se monteaba la mancha de Carboneros, de La Loma de La Higuera:
-Lolo, ¿Dónde te quieres poner?, que esta vez te toca elegir. Y yo, para no variar, me salí por los cerros de Úbeda. -En el 3 de Las Alcornocosas, que tengo un volunto, le contesté sin dudarlo. -¿Pero tú estás loco? ¿Allí con la malla de por medio y con un tiradero kilométrico? -Tú ponme allí. A ti te quito un compromiso y ya hablaremos después de la montería, le contesté riendo. -Bueno. Ya sé que te gustan los puestos de ver mucha montería, pero ¡¿Allí?! En fin, tú mismo.
"Expedición" a Aroche
Texto: Lolo Mialdea (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.">Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.'; document.getElementById('cloak99352').innerHTML += ''+addy_text99352+'<\/a>'; //--> ).>
Fotos: Félix Sanchez, Eladio Jodar y Autor.
Aroche es un bellísimo pueblo situado al noroeste de la provincia de Huelva – casi en Portugal – en cuyo término municipal, al margen del Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, al que cobija en parte, se sitúan dos Parajes Naturales de especial protección cual son Rivera del Aserrador y Las Peñas y Sierra Pelada, sencillamente impresionantes.